Toda gestión necesita del asesoramiento técnico. Desde su profesión y su especialización, el arquitecto Pedro Fernández contribuyó, y aún lo hace desde su trabajo como docente. El magíster en desarrollo sustentable y decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Católica de Salta (Ucasal) reflexionó sobre las “Ciudades sostenibles – Equilibrio entre desarrollo y bienestar”, temática que El Tribuno convocó a debatir.
En base a su experiencia, el arquitecto aseguró que “Salta es una ciudad del siglo XX”. Aunque aclaró que no es un “problema local”, sino que diferentes ciudades del mundo trabajan constantemente en erradicarlas. “La mayoría de estas fueron planificadas por y para el auto”, indicó.
Con esta premisa, señaló, se debe migrar “hacia una ciudad de 15 minutos” que implica “tener todo lo necesario para vivir al alcance” y así evitar la movilización de las personas. De esta manera, explicó, se evitaría la producción de gases de efecto invernadero. Sin embargo, advirtió que “estamos creciendo dispersamente” e indicó que se deberían poblar más algunas zonas como la este, alrededor del canal Yrigoyen y algunos “vacíos urbanos”.
Fernández trabajó en los PIDUA, el plan de ordenamiento de la ciudad. El PIDUA II pasó por varias intendencias, la de Miguel Isa, la de Gustavo Sáenz y la de Bettina Romero.
Además, en los últimos días, presentó los resultados de la investigación: “La Gestión Urbanística en la Provincia de Salta”, estudio realizado mediante el Laboratorio Urbano del Instituto de Sustentabilidad Urbana y Territorial de la facultad que preside.
Fernández destacó que la conclusión de dicho estudio es que “tenemos un territorio sobreplanificado y subgestionado”. El arquitecto explicó que “no es que falta planificación, sino una adecuada gestión urbanística, es decir cómo se implementan los planes”.
Aunque aclaró que no es el caso específico de la ciudad “que sí tiene un esquema edilicio completo”, y apuntó hacia los municipios del Valle de Lerma que “tienen planes pero no los han implementado ni traducido en una normativa urbanística. Hay una cantidad de urbanizaciones excesivamente dispersas”, destacó.
A pesar de estar entre las 10 ciudades más grandes del país, a su vez Salta está entre las ciudades con menor densidad poblacional.
“Los descontrolados procesos urbanísticos” indicó que son “preocupantes en cuanto al cambio climático provocado por la producción de gases de efecto invernadero, donde se da principalmente en las ciudades, por el transporte individual”. Si bien el docente explicó que se trata de problemas mundiales, aseguró que tienen sus explicaciones locales: “Este modelo expansivo obliga a desplazamientos que generan un gran impacto ambiental, lo que se llama la huella de carbono en las ciudades”.
El especialista advirtió que a pesar de estar entre las 10 ciudades más grandes del país, a su vez Salta está entre las ciudades con menor densidad poblacional. “Entre 1990 y 2010, mientras la población de la ciudad creció en un 42%, el macrocentro perdió un 16 % de población. Esto es una clara señal de una ciudad no sustentable, porque todo lo que eran casas, viviendas, se volvieron oficinas y negocios, que si bien generan actividad, atraen personas que viven cada vez más lejos”, contextualizó.
Esta situación, precisó, acarrea que se pierdan áreas rurales productivas, “como está pasando en la zona centro y sur del Valle de Lerma: Cerrillos, Rosario de Lerma, Quijano, La Merced”. Mientras que en la zona norte como Vaqueros, San Lorenzo y La Caldera, “se están perdiendo áreas naturales y las áreas boscosas son áreas que sirven para procesar ese excedente de dióxido de carbono que genera por ejemplo el tránsito automotor”.
Sin embargo, el especialista advirtió que la salida a esta preocupante situación no es ir en contra el desarrollo inmobiliario, sino que tanto los desarrolladores, autoridades y técnicos se unan a pensarlo “como un desafío que tenemos para la gestión de las ciudades, que se pueden generar muy importantes oportunidades inmobiliarias y de negocios contribuyendo a la sustentabilidad”.
Convenios urbanísticos
En este orden de cosas es que indicó, se deben generar “convenios urbanísticos” para ocupar “grandes vacíos urbanos aún disponibles para la urbanización”. Entre ellos , ejemplificó, “está el predio de Chachapoyas o la zona del estadio cercano al estadio Martearena. Son lugares muy accesibles y sin embargo no se urbanizan al ritmo necesario”, consideró.
Otra de las posibilidades es “consolidar” zonas que no están suficientemente aprovechadas urbanísticamente. “En el PIDUA II planteamos que se trabaje en dos ejes principales, el río Arenales y el canal Yrigoyen”, contó.
En cuanto al río que “fractura en dos la ciudad”, se planteó una “recuperación integral” que implica control de inundaciones, introducción de espacios públicos y relocalización de barrios precarios .
“La mayoría de barrios populares están muy próximos al río”, indicó. Fernández añadió que para mejorar la conectividad se debe instalar un “nuevo eje vial mediante un doble boulevard a ambos lados del río y aumentar la cantidad de puentes”.
El profesional destaca la importancia de la movilidad en bicicleta. Archivo.
En cuanto al canal Yrigoyen, destacó la densidad poblacional de la zona sudeste para la cual habría que plantear un corredor mediante un metrobús que recorra entre 30 y 40 cuadras y que lo conecte con el microcentro de la ciudad: “Una primera etapa plantea una intervención del canal a cielo abierto, lo que se busca es un proyecto de movilidad sustentable. También incorporar espacios públicos de calidad, y una renovación urbanística que ponga en valor esa zona. El desarrollo urbano orientado al transporte significa que los lugares en los que aún tiene mayor accesibilidad al transporte masivo, como en este caso una especie de metrobús; se debe inducir a que viva una mayor cantidad de gente dentro de esos ejes. Para reducir la movilidad en automóvil”. Por ello, infirió, también se debe poblar más la zona circundante al histórico canal.
Trabajar en estos puntos, aseguró, contribuirá a caminar hacia los cinco ejes que hacen a una ciudad sustentable: el primero es el uso sustentable del suelo, “es decir, pensarlo como un recurso no renovable”. Al segundo lo nombró como “multifocalidad”, y que en términos políticos se acuña como “ciudad descentralizada”. En este sentido Fernández cuestionó la “hiper concentración de servicios en el centro de Salta” que provocan la profundización del modelo centro/periferia. Por ello, indicó, ciudades “como París hablan de un concepto de la ciudad de los 15 minutos, que dice que cualquier ciudadano en su lugar de residencia debería tener a una distancia no mayor a ese tiempo, ya sea a pie o en bicicleta, todos los servicios que necesita para una vida diaria”.
En cuanto al tercer principio, indicó, está relacionado al “metabolismo urbano” trabajando en la movilidad sustentable, gestión hídrica, gestión de residuos sólidos y recuperación del espacio público urbano. Esto implica darle “prioridad absoluta a la movilidad sustentable”, como la bicicleta, peatón,para apuntar a desarmar la “ciudad por y para el auto”. El arquitecto aseguró que con dicho objetivo nacieron las “supermanzanas en Barcelona que genera una restricción muy drástica al tránsito automotor con además recuperación de espacios verdes. Le llaman recuperación de derechos urbanos que se perdieron en ciudades siglo XX”, ahondó.
El cuarto principio, en tanto, está relacionado al anterior, a los espacios abiertos, resumidos en la renaturalización de las ciudades. “Es recomponer corredores biológicos”, indicó, e insistió con el río Arenales.
Mientras que el quinto principio tiene que ver con lo “interfaces o proyectos críticos”, que, aseveró, es asumir la complejidad del gran trabajo por delante y por ende “identificar cuatro o cinco puntos clave en los cuales trabajar y que sean de mayor impacto”.
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